jueves, 16 de mayo de 2013

Tribulaciones de una MADRE en Exámenes de Ingreso

Habitualmente ella llega todas las mañanas impuesta de todos los títulos nobiliarios que le concede la Educación Superior. Se sabe miembro de la aristrocracia académica.

Sin embargo, por estos días es una simple mujer monotemática, reiterativa, redundante: su retoño está en exámenes de ingreso.

La administración le ha concedido días de gracia. Y ella permanece frente al colegio, acompañada de su consorte esperando, mientras adentro la heredera define su futuro.

No puede más. Regresa a palacio y decide prepararlo todo para el arribo de una adolescente descompensada, insegura...

La historia es cierta, por supuesto, y se repite esta semana por toda Cuba. Miles de madres de todas las castas, sorteado el escollo de los exámenes, aguardan la publicación de cada nota con el corazón encogido. 

Son los placeres agridulces de la maternidad que no cree en fechas, que agradece homenajes, pero que se define mejor en las alegrías y sinsabores de la lucha de cada día.

La madre ahora se pregunta si fueron suficientes sus esfuerzos por encontrar el mejor repasador. Si no hubiera sido mejor autoprepararse para ser ella quien tomara directamente en sus manos el tema de los exámenes del hijo. Si no debió estar más atenta de lo que pasaba en el pre-universitario, de lo que pasó en la secundaria y de aquellos años iniciales en la escuela primaria.

"Lo habré orientado bien, no le habré permitido muchas horas de televisión, DVD y pocas de lectura. Habremos seleccionado bien las opciones de carrera. Le habré alentado por los caminos correctos."

Esta historia, ella lo sabe, puede que no termine aquí, vendrán después las angustias y victorias de la Educación Superior, la separación por la beca,  las zozobras de la tesis, el examen estatal, la especialidad, la maestría, el doctorado, posdoctorado...en fin...que esto de las pruebas parece el cuento de nunca acabar.

 

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