viernes, 10 de mayo de 2013

Exámenes de Ingreso: mañana de Español.


 Llegaron en grupos, como casi siempre se desplazan. Caminaban seguros, algunos sonreían, otros conversaban en voz baja, sin gesticular (primer dato extraño).

Pero mi olfato de sabueso universitario, que comienza a ser entrenado para detectar ciertas señales, percibió el temor. Detecté las sonrisas nerviosas y los gestos sobrios, contrastando con la exhuberancia habitual. 

Es la segunda mañana de los Exámenes de Ingreso. Esta es la prueba que "hinca", "la que duele": Español.

Acusado el golpe de Matemáticas, que por lo menos ofrece el consuelo de la calificación por pasos lógicos, ahora están frente al reto de la lengua, del idioma, de la ORTOGRAFÍA

¡Qué nadie olvide la interpretación, la bendición del dictado ausente!

Son comprensibles las inseguridades que acompañan este momento. Todo el país está pendiente de esta mañana, comienzan a decidir su futuro. Pero también los resultados de esta prueba de Español serán la evidencia irrebatible de la calidad de un proceso que culmina para reiniciarse en la educación superior.


 






No hay comentarios:

Publicar un comentario