Imagen tomada de: argentina.indymedia.org |
Muy poco en
común tienen los cubanos con los habitantes de la bíblica Palestina. Evidentes
distancias geográficas, socioculturales, religiosas, históricas los convierten
en dos pueblos distintos, sin llegar a ser diametralmente opuestos.
Sin embargo,
para aquellos nacidos en la región oriental de Cuba y que decidieron emigrar,
legal o ilegalmente hacia la capital, reservan los nacidos allí el calificativo
de “palestino” espetado en términos peyorativos. Para otros los palestinos son
la incertidumbre por aquel compañero de estudios que nadie sabe a ciencia
cierta si sobrevivió o si sobrevivirá al próximo bombardeo.
Palestina vuelve
a ser atacada de manera inmisericorde, ¿cuál agresión por mínima que sea no lo
es?, y por ello vuelve a ser portada en el mundo de las noticias. A diario
asistimos a las imágenes de cada noticiero, a los análisis de cada
especialista, y nos solidarizamos –al menos por unos minutos- con el drama humano
de ese pueblo. La prensa escudriña con morbo, con compasión, buscando crear
empatía, generar ira, reaccionar ante lo irracional, mover voluntades, detener
la matanza. Y el espectador, en la comodidad de la sala de su casa se indigna
mientras en el fondo persiste una sensación de dejá vu, esto ya lo vi, esto ya lo viví.
Sin embargo hay
que preguntarse: ¿a quién o a quiénes le importan los palestinos? A los miles
de personas que llenaron ciudades y plazas para reclamar que se detengan los
bombardeos, a los israelíes que desafían a su propio gobierno, a Daniel Barenboim y su orquesta de jóvenes músicos
que pertenecen a un lado u otro del conflicto y conviven en la música sin
importar las falsas excusas de origen religioso para incitar al odio. Los
palestinos le importan a quienes acogen a los desplazados, envían ayuda
humanitaria, reciben y atienden a los miles de heridos, porque a los muertos
solo queda llorarlos de esa forma desgarradora en la que lo hacen los árabes.
¿Qué pasa
mientras tanto con el resto de la “comunidad internacional”? Ban Ki Moon y
todos los representantes de las agencias de la máxima organización
internacional suplican, exigen, demandan el cese de la agresión… y nada pasa,
ya sabemos quienes ignoran olímpicamente al
coreano y sus subordinados. La ONU
se confirma como una estructura mundial endeble y muchas veces inútil.
¿Y la Unión
Europea?… bien gracias, más preocupada por la expansióndel virus del ébola en el África Occidental que por los gacetíes. El
origen de tal preocupación no es precisamente la congoja por la suerte de los
más de mil negros muertos…que al fin y al cabo solo son eso: negros. Pero en
verdad lo que más les preocupa es el destino de miles de toneladas de productos
ahora que el “pulso” con los rusos se ha vuelto en su contra.
En Estados
Unidos el presidente se va de vacaciones a Massachussets, el Congreso entra en
receso, porque es demasiado el calor o las lluvias… en fin que se merecen el
sabático, los palestinos evidentemente no. Las
treguas humanitarias de horas o días solo alargan la agonía, la espera por la
muerte que puede llegar mientras se intenta un simulacro de vida normal, se
toma el té y se sale de compras hasta que caiga el próximo misil.
Mientras tanto
se desata el juego de la diplomacia y la retórica consoladora de la política
que a nadie consuela, por lo menos no a los palestinos. El turismo diplomático
no pasa de ser eso: el viajar de un lado a otro de las grandes figuras
internacionales, con más o menos buenas intenciones, con palabras más o menos
conmovedoras, pero nuevamente inútiles.
Salvo Bolivia,
quién más ha roto relaciones con Israel, dónde están las sanciones económicas,
la ruptura de las relaciones comerciales, porque es en los bolsillos donde
realmente duelen los distanciamientos. EntoncesBrasil dejaría de ser considerado un “enano diplomático”, porque no se ofende aun miembro del BRICS.
Dónde están las
presiones de China, con la que nadie se atreve ya a bromear. Rusia está muy
ocupada devolviendo el golpe –como debe ser- y lidiando con los quebraderos de
cabeza en su portal.
¿Y la Liga Árabe?
en una especie de nebulosa que para los del resto del mundo resulta
inexplicable, los gacetíes no importan cuando hay que vigilar muy de cerca al
Estado Islámico.
Los mártires de Palestina, por otro lado, continuarán
alimentando las posiciones fundamentalistas, los radicalismos religiosos y la
inestabilidad de la región tan oportuna para los
señores de la guerra y para el repunte de las economías a expensas de la
industria armamentista.
Con cinismo,
entonces, se habla de la reconstrucción de Gaza,
cuándo y cómo… más que eso por cuánto tiempo y para qué si el próximo bombardeo
es un hecho.
Para Israel esta nueva operación pinta bien, la ayuda de los lobbys no tarda y su nueva bravuconería lo reafirma como el intocable del barrio. No importa que el recuerdo compasivo del holocausto durante la Segunda Guerra Mundial se difumine y comience a ser sustituido, ante el holocausto palestino, por una sensación -evidentemente errada pero cada vez m{as fuerte- de que quizás a Hitler, respecto a la cuestión judía le asistía la razón
Tomado de inigortizdeguzman.wordpress.com |
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